Mi proceso con Jesús 2 parte
- ricardopinzon3128
- 20 jun 2016
- 8 Min. de lectura

Mi proceso con Jesús 2
Pensando en la próximas Generaciones.
Muchos de nosotros tenemos hambre (ganas, deseos, expectativas) de una verdadera vida cristiana. Asistimos a la iglesia buscando amistad y una comunidad, pero a menudo nos vamos desanimando en el camino. Y es que ser parte del cuerpo de Cristo significa crecer en una amistad (comunión) más profunda de la que podemos conseguir un domingo por la mañana.
Sin embargo hay esperanza, Jesús nos dice mediante sus palabras y su ejemplo, cómo hacer esto. Piensa en lo que Jesús dijo: “Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones [...] enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado; y he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo” (Mt. 28:19-20).
Una gran línea de discípulos
Debes saber que Jesús quiere que seas parte de la gran línea de sus discípulos. Él ordena esto como una forma de vida, de manera que la plenitud de tu vida en él pueda pasarse a otras personas, quienes a su vez pueden pasarla a otras hasta “el fin del mundo”. Trata de pensar un poco en cuantos años de vida tienes por vivir. ¿Cuántos años vivieron tus abuelos? ¿Ochenta, noventa, cien? ¡Lo que te queda por vivir pueden ser los años más felices si los usas para servir a Cristo! No obstante, no deberías ser el final de la línea. Si hoy aceptas que invertir tu vida en Jesús es lo mejor que puede pasar en tu vida, al llegar a la meta otros deberían estar no solo inspirados por ti, sino también capacitados. Jesús quiere que tu meta en los próximos años sea la de dejar detrás de ti hombres y mujeres que amen a Cristo con todo el corazón.
Lee con atención el Salmo 78:1-7 (NTV)
1 Oh pueblo mío, escucha mis enseñanzas; abre tus oídos a lo que digo, 2 porque te hablaré por medio de una parábola. Te enseñaré lecciones escondidas de nuestro pasado, 3 historias que hemos oído y conocido, que nos transmitieron nuestros antepasados. 4 No les ocultaremos estas verdades a nuestros hijos; a la próxima generación le contaremos de las gloriosas obras del Señor, de su poder y de sus imponentes maravillas. 5 Pues emitió sus leyes a Jacob; entregó sus enseñanzas a Israel. Les ordenó a nuestros antepasados que se las enseñaran a sus hijos, 6 para que la siguiente generación las conociera —incluso los niños que aún no habían nacido—, y ellos, a su vez, las enseñarán a sus propios hijos. 7 De modo que cada generación volviera a poner su esperanza en Dios y no olvidara sus gloriosos milagros, sino que obedeciera sus mandamientos.
¿Notas como Dios desafía a una generación a dar a conocer a “la generación venidera las alabanzas de Jehová, y su potencia, y las maravillas que hizo”? De esta forma nosotros también traemos a Cristo a generaciones distantes: “6 para que la siguiente generación las conociera —incluso los niños que aún no habían nacido—, y ellos, a su vez, las enseñarán a sus propios hijos. 7 De modo que cada generación volviera a poner su esperanza en Dios”. Se nos ha dado un encargo por Dios. Cuando discipulamos a quienes están a nuestro lado estamos formando Padres, Madres, Esposos, Hijos que a su vez también continuaran esta línea de formación con sus hijos, sus nietos y sus bisnietos todos ellos recibirán las bendiciones de nuestros esfuerzos. Nuestras vidas importan, e importarán, por mucho tiempo. Nuestro llamado como cristianos es dejar tras nosotros generaciones de cristianos que “ponen su esperanza en Dios”.
Cómo empezar
El primer paso en el discipulado es ser un discípulo. Discipular no es solo un encargo que recibes se trata de quien eres, de descubrir tu identidad como hijo de Dios y como resultado tu propósito en esta tierra. Eres, en primer lugar, discípulo de Jesús. El discipulado implica “sé quién yo soy”, se en que me he convertido desde que el Espíritu de Dios vino a mi vida, es saber qué al creer genuinamente en Jesús algo sobrenatural sucedió en mi vida y las cosas que antes importaban mucho para mi hoy no tienen ningún valor si las comparo con mi mayor tesoro llamado Jesús. Quién eres es lo que tendrá un impacto en los demás.
Todos tenemos una gran deuda con aquellos que han hecho costosas inversiones en nuestra vida, han invertido amor, atención, oración, dinero, TIEMPO en nosotros. Mucho de lo que tú pasaras a otros creyentes hoy es lo que has aprendido de estas personas. Piensa por un momento quien ha respondido el llamado de Jesús y como resultado está presente hoy (o estuvo presente) en tu vida ¿En quién ves vida espiritual y la radiante belleza de Jesucristo rebosando en diferentes aspectos de su vida? ¿A quién quieres imitar?
Pues bien si tienes claro quiénes son aquellos que están dispuestos a acompañarte, aprovecha cada oportunidad que tengas para tomar un café y cuéntale acerca de lo que está ocurriendo en tu vida, háblale de tu proceso con Jesús. Si ya has encontrado a alguien que está dispuesto a invertir tiempo en ti debes valorarlo porque no todos lo tienen. La oportunidad de caminar junto a otros es algo tan valioso que puede hacer una diferencia en nuestra vida tan grande que Jesús nos pidió que lo practicáramos. Cuando en nuestras agendas no “tenemos tiempo” para estos espacios, cuando con frecuencia pensamos que estamos demasiado ocupados y cancelamos nuestras citas, cuando llegamos tarde a nuestras por nuestros descuidos o por la poca preocupación que nos genera solo estamos demostrando lo poco que entendemos lo importante de un proceso y el privilegio de tener a alguien dispuesto a vivir la gran comisión con nosotros. Si no has tenido buenas experiencias en tu intento por vivir el discipulado, está bien, sigue intentándolo, muchos hemos tenido malas experiencias pero esto no es una excusa para desechar el deseo de Jesús para nosotros. El discipulado implica asumir riesgos en las relaciones.
La Iglesia es el lugar en donde cada uno de nosotros aprende a vivir un amor verdadero por aquellos por quienes Cristo pago en la Cruz. Así que ser cristiano es una cuestión de recibir y pero también de dar. Si quieres crecer más en Jesús, ¡perfecto! Pero toma a otros contigo. Si te sientes débil y necesitado es entonces cuando podrás experimentar el poder de Dios con más fuerza. Lo que no debes olvidar es que incluso en tu debilidad puedes ayudar a otros creyentes a aprender qué significa confiar en Dios en la debilidad.
¿Conoces a Jesús? ¿Le amas? ¿Es tan valioso como para darle tu vida entera? Si es así, alguien necesita escucharte, estar cerca de ti y verte abrazar estas realidades, mientras creces otros pueden verte crecer y aprender a hacerlo como tú lo estás haciendo. Alguien necesita verte vivir estas convicciones de cerca, y no solo los domingos por la mañana. El discipulado no consiste en que “cristianos profesionales” pasen sus mejores prácticas a “cristianos principiantes”. Ser un discípulo, y aprender a discipular a otros, significa mirar a Jesús con tal intensidad y deleite que en realidad empiezas a reflejar su belleza en la vida diaria. A medida que creces en gracia, Jesús se hace más precioso, más satisfactorio, más emocionante que cualquier otra cosa. Y a medida que contemplas a Jesús, otros querrán unirse a ti y podrás empezar a mirarlo juntos. La manera más importante en la que puedes discipular a otros es disfrutando a Cristo de manera tan profunda y genuina que tu deleite sea tan irresistible que se haga contagioso.
Invitando a otras al camino de la vida
Toda persona va caminando por un camino que va a uno de dos lugares: la vida o la muerte. “En el camino de la justicia está la vida; y en sus caminos no hay muerte” (Pr. 12:28). “Hay camino que al hombre le parece derecho; pero su fin es camino de muerte” (Pr. 14:12; cf. 16:25). En el discipulado pedimos a otros que caminen con nosotros en el camino de la vida. ¿Deberíamos ser desafiantes y corregir a otros en este camino? Sí, pero como compañeros de viaje y no como aquellos que parecieran haber llegado ya a la meta (Fil. 3:14-15). Si mantenemos una actitud transparente y sincera sin aparentar ser algo que no somos, será más sencillo poder hablarles del verdadero cristianismo.
Si aceptamos el encargo de acompañar a otros, deberíamos ayudarles a reconocer, admirar, estimar, responder y disfrutar a Jesús, pues el mismo dijo que su yugo es fácil y ligera su carga (Mt. 11:30). Quienes aceptan el llamado de Jesús aprenden a amar a aquellos que están discipulado así como Jesús nos amó a nosotros (Ro. 15:7). Recuerda, no es nuestra misión mostrar a otros lo pecadoras que son, sino ¡lo hermoso que es Jesús! Nuestra parte es amar y llevar a la verdad, en algunas ocasiones tendremos que ser muy directos y francos frente al pecado (siempre intolerantes frente a lo malo) pero con una actitud amorosa y suave pues aprender a respetar el proceso que cada uno lleva con Dios significa ayudarlos a levantar cada vez que caen, llevarlos a la verdad cuantas veces sea necesario y comprender que quien convence de pecado es el Espíritu Santo y no nosotros. La culpa y la vergüenza no son buenas herramientas en el discipulado por lo cual debemos desecharlas de nuestras acciones y vocabulario. Debemos recordar que no existen atajos en el discipulado, es un proceso y cada uno debe decidir el paso al cual lo hace, nuestras expectativas no pueden convertirse en una carga para quienes discipulamos, así que no debemos esperar que ellos hagan lo que nosotros haríamos sino más bien debemos esforzarnos por llevarlos a Jesús y luego respetar las decisiones que puedan tomar.
Hacer discípulos no es solo una buena idea que alguien pensó: es un mandato bíblico. Todas ganamos en esta hermosa relación de discipulado. Piensa en lo que ganamos: amigos nuevos, compañeros en la oración, una forma nueva y fresca de ver la vida, un entendimiento más profundo de una generación diferente. En nuestro dar seremos llenos, bendecidos, animados y amados. ¿No es esta la mejor recompensa que un trabajo podría darte?
Así que déjame concluir con algo claro. El discipulado es una necesidad no una sugerencia. Tú debes poder estar vinculado a un proceso con otras personas en donde estés en la disposición de aprender, ser corregido, apoyado y animado todas las veces que lo necesites. Pero el asunto no termina allí, el mandato de discipular no es solo para unos pocos escogidos, lo que hemos visto hoy nos habla de cómo ser una Iglesia diferente y esto se logra cuando todos los creyentes aceptan el llamado de ir y hacer discípulos. Si aún no has comenzado a preocuparte por otros y ayudarlos a estar más cerca de Jesús, el llamado que hoy hacemos es el de considerar comenzar a orar y pedirle a Dios que te muestre en todas las esferas de tu vida a quien podrías apoyar en su Fe.
La forma más sencilla en la cual puedes discipularte en el Punto de Encuentro es a través de los puntos de conexión en estos un anfitrión y un grupo de creyentes están para caminar contigo e involucrarte en un proceso de formación. Esperamos que compartas de manera individual (Las citas con el anfitrión) y en comunidad (Los puntos de Conexión y las reuniones de comunión y enseñanza generales) para formar las bases de tu FE y de tu carácter (lo que sabes y como vives).
Si Tomas la decisión de apoyar a otros puedes hacerlo a través de los cafés con propósito, allí encuentras material para tener una cita sencilla en la cual ayudas a otros a acercarse y afirmar su fe en Jesús, también podemos recomendarte un material de estudio (mediante unos libros sugeridos de los estudios de Emaús) que podrás realizar con quien creas esté dispuesto a tener un proceso serio contigo, es muy sencillo solo se necesita que dispongas de tiempo para preocuparte por él, orando y acompañándolo, con el estudio podrás sentarte y examinar junto a esa persona lo que la biblia dice guiados por una cartilla de estudio. TE recomendamos ver la siguiente enseñanza: https://www.youtube.com/watch?v=45ZI4L6n4Ko. (Discipulado | Horizonte Ensenada)
Lo que hagas hoy podrá definir la historia de familias y generaciones enteras y por supuesto tu propia vida.
Preguntas Para El Grupo.
1. ¿De acuerdo a lo que leímos en el Salmo 78:1-7 cual crees que es la mejor contribución que podemos hacer en este mundo? ¿Crees que como creyentes estamos convencidos que estos versículos son un mandamiento para nosotros hoy?
2. Menciona dos personas (una del pasado y otra del presente) que haga parte de tu proceso de formación como creyente. Menciona también alguna persona a la cual tú hayas acompañado en su fe (si lo has hecho).
3. ¿Piensas que tu vida con Jesús hoy es tan intensa, tan especial que podría atraer a otros a seguirlo? ¿Por qué?
4. ¿Cuál crees que sería hoy tu mayor impedimento para Discipularte y Discipular a otro?
Te recomendamos escuchar la enseñanza del domingo 19 de junio de la serie Jesús siempre en los titulares. Publicado originalmente en The Gospel Coalition / thegospelcoalition.org/coalicion/article/
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