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Una Iglesia que Cuida a Otros

  • Foto del escritor: ricardopinzon3128
    ricardopinzon3128
  • 9 nov 2016
  • 8 Min. de lectura


Una Iglesia que cuida de otros.


Todos hemos escuchado las palabras de Jesús en Hechos 20.35: “Uno es más afortunado cuando da que cuando recibe”, pero ¿se ha preguntado usted alguna vez cuál es la razón?


La generosidad no es una característica con la que nacemos. Todos venimos a este mundo enfocados únicamente en recibir y tener satisfechas nuestras necesidades inmediatas, como puede asegurar cualquier padre de un recién nacido. Pero, con el tiempo, los niños comienzan a sentirse bien dando a otros. Es por eso que recogen flores silvestres para sus madres, y se las dan como si fueran un tesoro valiosísimo. De la misma manera, podemos aprender a sentirnos bien dando al Señor. Al principio, nuestras contribuciones pueden ser pequeñas, porque se basan en lo que pensamos que somos capaces de pagar. Pero a medida que experimentamos la fidelidad de Dios al proveer para nuestras necesidades, nuestra confianza crece y nos volvemos más dispuestos a dar con generosidad.


Los Primeros Creyentes

Es difícil no ser inspirado por el gran amor que había entre los hermanos que formaban parte de la primera iglesia cristiana.

Hechos 2:23-47 dice: " 44 Todos los creyentes permanecían unidos y compartían sus bienes. 45 Vendían lo que tenían y repartían el dinero entre los que estaban necesitados. 46 Los creyentes, compartían el mismo propósito, cada día solían dedicar mucho tiempo en el área del templo y comían juntos en las casas. Compartían la comida con sencillez y alegría, 47 alababan a Dios y todo el pueblo los estimaba mucho. Cada día el Señor añadía a la iglesia los que iban siendo salvos." (PDT)


La primera iglesia daba con gozo y hasta podemos decir que el dar era parte de su adoración a Dios. De ellos aprendemos que dar a los demás trae alegría y bendición de Dios. La Biblia nos enseña que nosotros los cristianos tenemos la responsabilidad de cuidarnos los unos a los otros, y también aquellos que están pasando por momentos difíciles financieros. En adición al ejemplo de Jesús, el cual fue uno de amor y compasión, en los evangelios también vemos que los apóstoles a veces dependían de la caridad de los hermanos. El cristiano debe de siempre estar pendiente de su prójimo y recordar las siguientes lecciones.


La iglesia de Jerusalén del primer siglo era una iglesia pobre, debido a que los judíos que se hacían cristianos eran con frecuencia marginados. Esto afectaba su capacidad de ofrendar a la congregación local, y aumentaba el número de miembros pobres. A medida que la iglesia crecía, los recursos se hacían cada vez menores. Por eso, cuando viajaba, el apóstol Pablo les pedía a sus congregaciones que ayudarán a la iglesia madre. Muchas de esas iglesias tenían serios problemas económicos, pero prometían ayudar a Jerusalén. La iglesia de los corintios estaba entre las que prometieron enviar ayuda. Para inspirarles a cumplir y superar el monto prometido, Pablo usó de ejemplo a la ofrenda de los macedonios. Señaló que, a pesar de su pobreza, esa iglesia se las arregló para dar más allá de su capacidad, y lo hizo con alegría. Igual que la viuda a quien Jesús alabó por dar sus últimas monedas al tesoro del templo (Mr 12.43), la congregación confiaba en que Dios proveería la ofrenda, y que seguiría supliendo sus necesidades.


Una Iglesia Generosa.

En 2 Corintios 8.1-6, Pablo describe a un grupo de creyentes de Macedonia que habían aprendido esta verdad en carne propia. Cuando se enteraron de las necesidades económicas de la iglesia en Jerusalén, quisieron ayudar. Al aplicar los cuatro principios bíblicos que se encuentran en estos versículos, también nosotros podemos resultar bendecidos como lo hicieron los macedonios.


2 Corintios 8:1-6 (PDT)

8 Hermanos, ahora queremos que sepan de la oportunidad que han tenido las iglesias de Macedonia de recibir y expresar el generoso amor de Dios. 2 Ellos han pasado por muchos sufrimientos. Viven en la pobreza, pero a pesar de ella y de las dificultades, han sido muy generosos porque están llenos de alegría. 3 Les puedo asegurar que ellos dieron todo voluntariamente, y hasta entregaron más de lo que podían. 4 Incluso, nos han rogado una y otra vez que les demos el privilegio de participar en esta ofrenda para el pueblo de Dios. 5 No dieron simplemente de la manera que esperábamos, sino que primero se entregaron al Señor y luego a nosotros siguiendo la voluntad de Dios. 6 Por eso le rogamos a Tito que terminara de recoger la ofrenda bondadosa de ustedes, ya que él fue quien empezó a recogerla.


Los creyentes de hoy tienen mucho que aprender del ejemplo de los macedonios. La cantidad que podamos dar para la obra de Dios en el mundo no es tan importante como nuestro deseo de dar. La generosidad es una cualidad del corazón, una actitud que brota de la gratitud del creyente por la provisión espiritual y material del Señor. Dios quiere que seamos dadores, porque el acto de dar enriquece espiritualmente al dador. El Señor derramará bendiciones sobre el corazón generoso, de acuerdo con su promesa en Lucas 6.38: “Con la misma medida con que medís, os volverán a medir”.


1. La generosidad no depende de la abundancia. A veces, pensamos que daríamos más si tuviéramos más. Pero, en realidad, si no somos generosos cuando tenemos pequeños ingresos, es poco probable que seamos caritativos cuando nuestros ingresos sean grandes. A juzgar por las apariencias, estos cristianos no tenían nada que pudieran dar. A pesar de que estaban viviendo en pobreza y pasando por una gran tribulación, tenían abundancia de gozo y un caudal de generosidad (2 Corintios 8.2). No sólo dieron voluntariamente lo que podían, sino además dieron más allá de su capacidad (2 Corintios 8.3).


2. La generosidad brota de un corazón compasivo. Tal vez la razón por la que los macedonios eran tan generosos era debido a que sabían lo que era vivir en pobreza y, al mismo tiempo, experimentar la fidelidad de Dios para con ellos. Después de que se enteraron de la situación de los creyentes en Jerusalén, sus corazones rebosaron con tal compasión que le rogaron a Pablo que les concediera el honor de participar en el apoyo que los creyentes de Jerusalén necesitaban (2 Corintios 8.4).


¿Cuán a menudo vemos el dar como un privilegio? Tal vez nos sintamos contentos comprando regalos en Navidad para nuestros seres queridos, pero, ¿nos entusiasma contribuir para la obra del Señor? ¿El anuncio de una necesidad en la iglesia crea en nosotros un sentido del deber, en vez de un espíritu de gozo? Recuerde que “Dios ama al dador alegre”; éste no da por obligación ni por sentimiento de culpa (2 Corintios 9.7). ¿Cuán a menudo vemos el dar como un privilegio?


3. La generosidad no se limita a las cosas materiales. A veces, en Navidad, limitamos nuestros regalos a las cosas que se les puede poner un lazo. Para algunos, esto podría llevarlos a gastar más de lo debido. Sin embargo, la deuda no es prueba de nuestro amor. Algunos de los mejores regalos no nos cuestan nada. Por ejemplo, dar de nuestro tiempo para servir a los demás o para escucharles y alentarles es una maravillosa manera de demostrarles amor. De la misma manera, podemos pensar que dar al Señor se limita a contribuir económicamente, pero la Biblia amplía esa perspectiva. Pablo dice que los macedonios “se dieron primeramente al Señor, y luego a nosotros por la voluntad de Dios” (2 Corintios 8.5). El Señor se deleita más en una vida obediente y rendida, que en las contribuciones hechos con un espíritu rebelde (Miqueas 6.6-8).


Darnos al Señor significa renunciar a nuestros derechos, preferencias y deseos para hacer su voluntad, cualquier que ésta sea. A veces, el Señor puede aguijonear nuestra conciencia para que demos dinero, pero también llevarnos a demostrar hospitalidad, ayudar a alguien, ofrecer palabras de aliento, o presentar el evangelio a quienes no conocen al Salvador.


4. La generosidad es potenciada por la fe. Cada dificultad en la vida es una oportunidad para aumentar nuestra confianza en Dios. Pero, a veces, somos reacios a confiar en Él cuando se trata de nuestro dinero, a pesar de que el Señor nos ha dado unas promesas maravillosas. Por ejemplo, Lucas 6.38 dice: “Dad, y se os dará; medida buena, apretada, remecida y rebosando darán en vuestro regazo; porque con la misma medida con que medís, os volverán a medir”. ¿Cómo debe sentirse el Señor cuando decimos: “Creo en la Biblia, pero no en lo que Dios dice en cuanto al dinero y en cuanto a dar”? ¿Ha fallado alguna vez el Padre celestial en cumplir alguna promesa de su Palabra? ¡No! Entonces, ¿por qué no confiamos en Él, y damos con gozo, liberalmente y con entusiasmo?


Recordemos que la generosidad es un atributo de Dios, y que cuando damos reflejamos su imagen en nosotros. Por tanto, en esta temporada navideña piense en todo lo que Dios le ha dado: aire para sus pulmones, el amor de la familia y de los amigos, el compañerismo de una comunidad de creyentes, las oraciones que Él respondió, y su fidelidad en el cumplimiento de sus promesas y en la provisión para sus necesidades. Permita que su gratitud se desborde en generosidad para con los demás, no sólo con dinero o cosas materiales, sino también con su tiempo y atención.


(Mira el Vídeo de nuestra Fundación_Descargarlo)

En el punto de Encuentro debemos ser una comunidad Generosa.

La Fundación Tú Puedes Creer es la respuesta a un llamado de ir por los necesitados. La iglesia tiene la responsabilidad de llegar hasta las personas que más lo requieren con la esperanza de Jesús, con la motivación de poder ayudar a disminuir el sufrimiento causado por la injusticia social. Es por eso que trabajamos por alcanzar a las personas de nuestra ciudad que viven en situaciones de privación, pobreza y vulnerabilidad.


¿Qué nos preocupa? ¿Cuál es la necesidad que queremos suplir en esto momentos?










Hemos observado que una de las más grandes necesidades que existen está en el área educativa-formativa. Los niños que están privados de una educación de calidad, o de un ambiente familiar estimulante y amoroso, o de un entorno enriquecido de experiencias; tienen más dificultades para desarrollar sus potencialidades, están más expuesto a riesgos, y tienen menos probabilidades de construir un proyecto de vida. La realidad nos dice que estos niños y jóvenes tienen menos oportunidades de tener una vida con bienestar para ellos mismo y para otros. Por eso nos hemos enfocado en ser un grupo de personas que crea oportunidades y brinda herramientas formativas para que niños, niñas y jóvenes de poblaciones que sufren privación y pobreza, que puedan desarrollar capacidades necesarias para construir una vida nueva con bienestar y esperanza, que impacte a su familia y comunidad.


Nuestros programas estimulan el aprendizaje alegre, creativo, práctico y el desarrollo de habilidades que los preparen para vivir en el siglo 21. A cada uno de nuestros programas los hemos llamado “Rutas de Experiencia” aún no hemos empezado con todas las rutas, pero queremos hacerlo con tu ayuda. Conocelas:

  • Ruta de idiomas (programa 1): Conocer el idioma de nuestra casa para poder acceder al mundo del conocimiento, y ser capaz de resolver los problemas de la vida. Aquí hemos construido un espacio llamado Lero Lee, en el que los niños aprenden a amar la lectura. Queremos también que conozcan otros idiomas

  • Ruta de ciencia y tecnológica (programa 2): la alfabetización del siglo 21, es conocer el lenguaje de la ciencia y la tecnología con curiosidad, lógica y alegría. Aquí los niños no solo consumirán, sino crearan tecnología.

  • Ruta Relacional (programa 3): Niños y jóvenes que se conocen a sí mismos, y junto a otros se forman con habilidades para tomar los retos de la vida. Aquí tenemos un taller creativo llamado “A través de sus ojos” en el que niñas de un hogar de protección aprenden a forjar su identidad. Los niños y jóvenes deben aprender a conocer sus emociones y manejarlas para tomar mejores decisiones.

  • Ruta artística (programa 4): Conocer y experimentar el arte como medio de expresión, creación y aplicación a distintas disciplinas.

  • Ruta familiar (programa 5): Espacios de orientación para que los padres conozcan los lenguajes actuales, el mundo de sus hijos y estén capacitados para la crianza en el mundo de hoy.

Pensando en Nosotros.

  1. ¿Crees que los cristianos en la actualidad actúan de forma similar a los primeros creyentes en su generosidad? ¿Qué deberíamos hacer para actuar más como ellos?

  2. Según el ejemplo de pablo en 2 corintios 8:1-6 sobre la generosidad de los macedonios, menciona los 4 principios sobre la generosidad y comparte de los 4 cuál te llamo más la atención.

  3. Sobre nuestro llamado a ser generosos y ayudar a los necesitados y el como lo estamos haciendo a través de la Fundación.

  • ¿Estás de acuerdo en que debemos ayudar a la comunidad y no solo a los de la propia familia?

  • ¿Qué opinas de los programas o rutas de experiencia que hemos escogido? ¿Qué agregarías?

  • ¿Crees estar practicando la generosidad? ¿Cuál es tu mayor impedimento?

  • Mira el formulario de apoyo a la fundación:



 
 
 

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